Desde la llegada de los españoles, junto con su fundación, las calles de Santiago fueron cobijando grandes construcciones, símbolos y testigos de la historia y cultura de un pueblo que avanzó con los tiempos. Calles que brindaron un espacio para recordar lo que fueron en antaño y vislumbrando lo que son y serán el día de mañana.
Como dijo Benjamín Vicuña Mackenna: “No hay nada que interese más al hombre, después de su casa, que la calle donde pasa dos tercios de su vida, calle arriba, calle abajo, callejeando…”.