Lamentamos los hechos de violencia que ocurrieron hoy. Condenamos todo tipo de acciones que afecten a las personas que viven, se trasladan y estudian en la comuna.
Desde el regreso a las clases presenciales y las movilizaciones de las, los y les estudiantes hemos estado desplegados en terreno para establecer el diálogo y conocer los petitorios.
Estas conversaciones han tomado fuerza a través de las mesas de trabajo, donde hemos llegado a acuerdos de trabajo con el Liceo de Aplicación, Liceo Isaura Dinator, Internado Nacional Barros Arana, con quienes logramos compromisos que se han empezado a cumplir. Valoramos profundamente su decisión de retomar las clases y al mismo tiempo, de mantenerse atentos y en colaboración con respecto a los compromisos alcanzados.
Esta manera de abordar las demandas y también las movilizaciones, donde el diálogo es el hilo conductor, busca analizar y atender las demandas estudiantiles y de las comunidades. Reconocemos la profunda desconfianza que existe de una parte importante del estudiantado hacia las autoridades de todo tipo, pues tienen una historia de abandono hacia la educación pública, y en donde el abordaje de las demandas —por parte de la administración Alessandri y el Ex Presidente Piñera— a través de medidas represivas hacia los establecimientos solo vinieron a profundizar las rupturas y a crear círculos de violencia cada vez más difíciles de cerrar. Las situaciones no resueltas y la forma en que se abordaron los problemas en 2018 y 2019 hoy reverberan en nuestros liceos. Por lo mismo, creemos que hay que fortalecer el camino del diálogo y del abordaje real de los problemas.
Sabemos que esta forma de gestión no es un camino fácil. Tampoco dará siempre resultados inmediatos. Sin embargo, estamos convencidos que la forma más adecuada y eficaz de combatir y aislar la violencia es a través del diálogo, y no de la criminalización de las y los estudiantes.
Sin perjuicio de ello, las personas que cometan delitos, sean o no estudiantes, deben atenerse a las consecuencias de sus actos y al rechazo de comunidades educativas que están cansadas de tener que soportar situaciones de violencia que no se justifican en lo absoluto.