18/09/2014

Discurso Alcaldesa Carolina Tohá en inauguración Parque O´Higgins


Lea completo el discurso de la Alcaldesa Carolina Tohá en la jornada de inauguración de la gran fonda «Chile, Santiago te celebra» en el Parque O´Higgins.


Las Fiestas Patrias son la principal celebración de los chilenos y las chilenas. En este parque O’Higgins, año a año, los presidentes de Chile, la presidenta ahora, le dan la partida a las fondas y ramadas. Estamos en Santiago, en el centro de la capital, pero desde aquí convocamos a todos nuestros compatriotas a celebrar. En el norte y en el sur, en las grandes ciudades, en los pueblos y en el campo, nos juntamos a festejar el aniversario de nuestra independencia y a compartir nuestro amor a Chile.

No hay en nuestro país otra fecha que congregue tanta alegría y celebración como las Fiestas Patrias. Festejamos a nuestro país, bailamos, brindamos y compartimos.

Pero esta fiesta tiene un sentido y es importante recordarlo especialmente en estos días. Estamos celebrando nuestra independencia y rindiendo homenaje a nuestros libertadores. O´Higgins, Carrera, Rodríguez, Freire y todos nuestros héroes patrios son el símbolo de una generación de chilenos anónimos, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, que no salen nombrados en los textos de historia pero que lucharon porque Chile fuera una nación independientes y soberana, gobernada por su pueblo y no por una corona lejana. Esos chilenos y chilenas supieron leer el signo de los tiempos e interpretarlo en nuestra tierra. Supieron ser parte de una gran gesta latinoamericana que trajo la libertad y la dignidad a este continente.

Lucharon, enfrentaron adversidades e incomprensiones, tuvieron sus desaveniencias y desencuentros, entre los propios patriotas. Hubo traiciones y gestos de gran valentía, hubo muchas batallas, varias de ellas terminadas en derrota, pero una gran victoria final que fue el Chile independiente.

Es importante recordarlo así y no como una estampa perfecta sin fisuras ni reveses puesto que de ahí en adelante han sido muchas las luchas que ha debido enfrentar nuestro país, muchas las adversidades, y muchas las veces en que el heroísmo de nuestros libertadores se ha visto replicado en mujeres y hombre que no se ven tan lustrosos como los retratos de época de la independencia, pero son igual de imprescindibles para ir forjando el país que hoy somos, con todos sus logros, avances y deudas.

Es el heroísmo de los chilenos que lucharon junto a Perú contra la restauración española; son los trabajadores que armaron mutuales para ayudar a sus compañeros en la desgracia; es la gesta de los mineros y sus mujeres e hijos que murieron en la escuela Santa María; son los primeros evangélicos que enfrentaron la exclusión y la hostilidad; es la cruzada de profesores y profesoras que impulsaron la instrucción primaria obligatoria; son los líderes indígenas que han peleado por los derechos de sus pueblos, por sus tierras y su cultura; son las primeras mujeres que se atrevieron a reclamar por el derecho a voto; son los médicos salubristas que derrotaron la tuberculosis; son los artistas que vencieron prejuicios, censuras y miserias y lo hacen hasta el día de hoy; son los carabineros que parten a socorrer a las víctimas en los terremotos aunque su propia casa esté en ruinas; son las mamás solteras que han salido adelante pese a la hipocresía de la sociedad;  son los campesinos que se organizaron por la reforma agraria; son los científicos que siguieron investigando en las universidades cuando se cortaron todos los presupuestos y les pusieron un rector militar a coartar su trabajo; son los militantes que hicieron política en la clandestinidad durante la dictadura; son los curas que salvaron vidas; son los primeros gays y lesbianas que salieron del closet; son los empresarios grandes y chicos que se atreven a innovar aún a riesgo de fracasar; son los periodistas que han desafiado censuras, indolencias y conveniencias en toda época; son las madres, las hijas, las esposas que cuidan familiares enfermos sin pedir nada a cambio; son los estudiantes que remecieron a Chile tantas veces en la historia; son los migrantes que se atreven a buscar un mejor futuro en nuestro país; son las mujeres que se levantaron contra la violencia de género cuando muchos consideraban que esos temas eran asuntos privados; son los voluntarios anónimos que trabajan todos los días para rescatar a personas en situación de calle.

 ¿Qué sería de Chile sin toda esta gente? ¿De qué nos habría valido la Independencia si no hubiera sido usada año tras año, década tras década, para dar todas estas peleas? ¿Dónde estaría Chile si nuestros grandes y pequeños héroes y heroínas se hubieran dejado desalentar por la adversidad, por la incomprensión, por las mezquindades que debieron enfrentar? ¿Dónde habríamos terminado si nuestros compatriotas de todas las épocas se hubieran dejado llevar por las campañas de terror o la desinformación? ¿Qué hubiera sido de nosotros si nuestros luchadores hubieran elegido el camino de estallar bombas para reclamar por sus causas, para denunciar las injusticias o para desafiar a los poderosos?

Tras las grandes luchas como la Independencia y todas las que mencioné hay una sed de justicia, una sana indignación por el abuso, la discriminación, la desigualdad, hay una voluntad enérgica por cambiar las cosas. Pero esos sentimientos no se confunden con el odio, con la violencia, con el temor. Quienes construyen sobre esas bases, no edifican nada sólido. Nada perdurable. Nada que merezca celebraciones como estas Fiestas Patrias.

Los que intentan lograr cambios a través de la violencia terminan siempre construyendo pequeños y grandes infiernos en lugar de los sueños que decían perseguir. Los que tratan de frenar los cambios infundiendo el odio y el temor, quedan siempre fuera de la historia repudiados por sus congéneres y por las generaciones siguientes.

En Chile tenemos debates y diferencias, tenemos adversarios y competidores, pero no somos enemigos. Somos compatriotas deliberando democráticamente cómo mejorar nuestro país. Cómo derrotar la desigualdad, cómo lograr un desarrollo que sea para todos y una democracia que nos represente de verdad.

Por muchos años, después de la recuperación de la democracia, no nos atrevimos a discutir muchas cosas. La convivencia parecía frágil y muchos pensaban que debatir era lo mismo que desunir. Confundían la discusión con el enfrentamiento, la diferencia con la descalificación.  Ahora que hemos dejado esos temores atrás podemos demostrar que estamos preparados para derrotar esos fantasmas. Que somos capaces de debatir los dilemas de Chile sin que se imponga un clima de temor o descalificación. Que Chile es grande, humanista y democrático, que aquí no hay lugar para dueños de la verdad ni para quienes quieren lograr con la violencia o con el miedo lo que no logran instalar con la convicción.

Cuando celebramos un aniversario más de nuestra independencia, celebremos también esta noble tradición de lucha social, celebremos el espíritu republicano que ha caracterizado a nuestros mayores héroes y heroínas en todos los tiempos, desde los libertadores hasta hoy y hagamos que se escuche fuerte  la vocación de los chilenos por la vida, por la democracia y por la paz. 

Celebremos nuestra Independencia viviéndola plenamente, ejerciendo responsablemente nuestra democracia, debatiendo los cambios que Chile necesita con altura de miras, festejando con alegría, con respeto a los demás, con amor por Chile. 

Muchas gracias

Felices Fiestas Patrias

Y que Viva Chile!

Carolina Tohá Morales

Alcaldesa de Santiago

 

 

 

 


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