Trascender y dejar un legado es un anhelo de todas las personas y las instituciones. Por eso, en el marco del Bicentenario de nuestro país, en 2010 la Ilustre Municipalidad de Santiago generó un hito en la memoria nacional: la “Cápsula del Tiempo”, un recipiente metálico y sellado donde descansarán objetos de valor humano durante cien años, para ser en el desenterrada en el futuro y abierta por las nuevas generaciones.
En esta iniciativa contó con un apoyo transversal de la ciudadanía, Gobierno y medios de comunicación, lo que permitió generar una campaña de participación no sólo en la comuna, sino a lo largo de todo el país a través de la plataforma de internet. De esta manera, miles de chilenas y chilenos pudieron elegir los objetos y documentos que quedarían resguardados dentro de la cápsula. Además, a través de internet las personas pudieron dejar mensajes escritos para sus descendientes, textos que están compilados y asegurados en la Biblioteca Nacional.
El objetivo de este proyecto era dejar un legado más humano, desde el punto de vista antropológico, para que los chilenos del Tricentenario supieran acerca de nuestros usos y costumbres de este tiempo o conocer mejor el mundo en que se desarrollaron sus bisabuelos o incluso tatarabuelos.
Con un peso de 200 kilos y fabricada en Chile y Estados Unidos, la Cápsula fue enterrada en Plaza de Armas el 28 de septiembre de 2010, ante los ojos del país y la presencia de diversas autoridades. Actualmente existe una placa recordatoria en el lugar para quienes deseen visitarlo.